
en Ipiales, Nariño, completaron un año sin agua porque no funciona el acueducto
Desde hace un largo año en la ciudad fronteriza de Ipiales, en Nariño, madrugar para abastecerse de agua se volvió una costumbre, a través de los carros tanque que llegan a los distintos barrios porque el acueducto dejó de funcionar.
Comunidad de Ipiales. Foto:Archivo particular
Pero la misma escena se repite en las mañanas, tardes y noches en la segunda ciudad del departamento, después de Pasto, cuando hombres y mujeres realizan largas filas a la espera de la llegada de los vehículos, porque cuando abren los grifos en sus viviendas el agua no cae.
Como también se convirtió en rutina diaria de los ipialeños realizar protestas pacíficas por las calles ante la falta del vital líquido.
Comunidad de Ipiales. Foto:Archivo particular
Por las constantes quejas y reclamos de la ciudadanía la gerente de la Empresa de Obras Sanitarias de la Provincia de Obando (Empoobando), Ruby Esperanza Chamorro, informó que todo el problema relacionado con el desabastecimiento del servicio de agua, radica en que la bocatoma del acueducto terminó su vida útil.
Sobre el particular señaló que “otra de las alternativas que ha dispuesto el señor alcalde es la construcción de una bocatoma en el río Carchi, siendo respetuosos de la jurisdicción hemos iniciado el acercamiento con el gobernador de esa provincia ecuatoriana y parte de la comunidad, se han establecido algunas actividades a realizar”.
La funcionaria se refirió a las acciones que la empresa ha tenido que efectuar en días anteriores en sectores como El Lago y Terminal de Transportes, donde se registraron daños en la tubería del alcantarillado pero fueron superados, al tiempo que dijo que en las carreras 6ª. Y 7ª. entre calles 9ª y 13 se cumplió la limpieza de los sumideros.
El alcalde se defiende
El alcalde se defiende
Por su parte el alcalde de Ipiales, Amilcar Pantoja, a quien le caen rayos y centellas de toda la comunidad, recalcó a comienzos del presente mes de febrero había denunciado un presunto sabotaje en el suministro del servicio, por la manipulación de las llaves del sistema de distribución por parte de desconocidos.
Dijo que la crisis hídrica en la ciudad no se originó en lo que lleva de su administración, sino que es el resultado de 28 años permanentes de dificultades técnicas, económicas y políticas en el sistema de acueducto y alcantarillado.
En el mes de julio de 2024 el funcionario había advertido que en la bocatoma del acueducto había un bajo caudal del río Blanco que abastece a toda la población, mientras que el líquido que llega a las residencias estaba contaminado por desechos de animales y por los mataderos clandestinos existentes en la zona.
En el mes de enero anterior también había dicho que una solución parcial es el pozo de Versalles que abastecerá de agua a los barrios altos de Ipiales, donde aclaró: “reafirmo mi compromiso de brindar soluciones reales para el desabastecimiento que tanto ha afectado a las familias ipialeñas”.
Después indicó que “Esta alternativa que pronto se implementará, es parte de la solución a la escasez de agua y nos permitirá avanzar hacia una ciudad con mejor calidad de vida”.
La otra alternativa planteada con respecto a las aguas subterráneas es el pozo profundo en el sector del Gualcala, con el fin de suministrar el servicio a Mistares y los barrios aledaños.
El pasado 15 de febrero ante un incidente de desacato presentado por un ciudadano cansado del mal servicio de agua en la ciudad, se conoció el fallo emitido por el Juzgado Cuarto Contencioso Administrativo del Circuito Judicial de Pasto, según el cual se impone una sanción de cuatro salarios mínimos legales mensuales vigentes contra el alcalde Amilcar Pantoja, y el exalcalde Luis Fernando Villota, de doce salarios mínimos mensuales vigentes, debido al incumplimiento de las ordenes relacionadas con el suministro de agua potable.
Los ciudadanos no aguantan más
No obstante, los anuncios de los funcionarios acerca de las soluciones que se están buscando para resolver la grave problemática, la comunidad no ha parado de protestar por las diferentes calles y avenidas de Ipiales.
Es el caso de Ana Tulia Mera, presidenta del Comité de Veeduría de la planta de tratamiento del barrio San Carlos, quien señaló “nosotros lo que pedimos es el agua potable y la reposición del alcantarillado, es un problema que viene de hace muchos años atrás, ahora estamos 40 familias sin el servicio de agua”.
El drama que está viviendo Sandra Benavides es muy delicado cuando comentó que “mi papá es una persona diagnosticada con cáncer, mi mamá con una enfermedad degenerativa, ¿le parece justo que en un año lleven cargando baldes?”
Por su parte Alicia Tovar, una madre de familia afirmó que “al principio nos conformábamos con el carrotanque, pero ya estamos cansadas, las mujeres aquí somos muy berracas, pero no aguantamos más”.
Otra mujer de 65 años de edad dijo mientras caminaba en una de las tantas marchas de protesta que “ya no tenemos a dónde ir a traer el agua, vivimos en Rumichaca, ya es un año sin agua y el alcalde no nos resuelve nada, esta situación resulta insoportable”.
MAURICIO DE LA ROSA
Especial para EL TIEMPO
Pasto
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