En 1992 volvería a ser premiado por la Academia de Hollywood, esta vez con el Oscar al mejor actor de reparto por interpretar al alguacil Bill Daggett en el western «Los imperdonables».

Sin embargo, Hackman fue más que un grandísimo actor.

En BBC Mundo repasamos cinco detalles de la vida de Hackman que quizás no conocías.

A finales de la década de los 80, Gene Hackman era uno de los actores más reconocidos en Hollywood.

Sin embargo, estaba en la búsqueda de producir una película basada en un libro que había llamado su atención: «El silencio de los inocentes» (1988), del escritor Thomas Harris.

Fue tanto su interés que, junto a la desaparecida productora Orion Pictures, compró los derechos de la obra.

«Es uno de los libros más cinematográficos que he leído. Mientras lo leía, la película hacía clic en mi mente», dijo Hackman en una entrevista.

Quiso actuar en la película e incluso dirigirla. Sin embargo, cuando vio el resultado del guión pensó que era muy violento y decidió salirse del proyecto.

Eso demoró la producción de la que sería la gran película de 1993, del mismo nombre que el libro y que contó con las magistrales actuaciones de Anthony Hopkins y Jodie Foster, ambos premiados con el Oscar por sus actuaciones en el filme.

Además de su legendaria carrera actoral, Hackman se destacó en los campos de la literatura y la pintura.

En total, escribió cinco novelas, de las cuales dos fueron individuales y otras tres coescritas con otros autores.

Sus dos obras individuales fueron Pursuit y Payback at Morning Peak, que tratan temas sobre el viejo oeste.

Pero además de sus libros, también se dedicó a la pintura, aunque sus cuadros los guardaba para él.

De joven estudió en la Liga de Estudiantes de Arte de Nueva York. En la entrevista que le hicieron en el famoso programa «Inside the Actors Studio», dijo: «Pensé que tal vez podría alimentarme como artista mientras esperaba convertirme en actor».

Algunas de sus obras fueron subastadas.

Una de las escenas más famosas de la historia del cine es la persecución que ocurre en la película The French Connection y que fue filmada en las calles de San Francisco.

En ella, el personaje que interpreta Hackman, Jimmy ‘Popeye’ Doyle, debe maniobrar un Pontiac de 1971.

Y las habilidades con el volante que muestra en la película eran reales, ya que Hackman también era piloto de carreras.

Compitió en la conocida Fórmula Ford y en carreras que organizaba la Sports Car Club of America.

Además, también compitió en las 24 horas de Daytona, una de las carreras más famosas del mundo.

Otra de las facetas menos conocidas de Hackman fue la de promotor inmobiliario.

Según le dijo a la revista Architectural Digest en 1990, él había ayudado a construir cerca de 10 viviendas en Montecito, California.

Ese mismo año, llevó a cabo junto a dos arquitectos el proceso de renovación de su espectacular vivienda en Nuevo México, en la que pasaría los últimos años de su vida.

El actor siempre dijo que prefería renovar una casa a levantarla desde cero.

«Creo que es como actuar: interpretas lo que ya está ahí», le dijo a la revista Architectural Digest.

Además del legado que dejó en la industria del cine, su legendaria actuación en la película The French Connection también inspiró el nombre de una cadena de restaurantes.

En 1972 Al Copeland, un excéntrico empresario estadounidense radicado en Nueva Orleans, fundó una cadena de comida rápida, especializada en pollo frito, a la que le puso el nombre de Popeyes.

Pero no era un homenaje a la famosa caricatura de Popeye el marino, creada por Elzie Segar en 1929, sino al personaje de Hackman, el detective Jimmy ‘Popeye’ Doyle.